Barbour tiene su origen en el modesto enclave costero de South Shields (pequeño pueblo del noreste de Inglaterra). El fundador fue John Barbour, que nació en 1.849 y se crió en una granja en Galloway, en el oeste de Escocia.
En 1894, John Barbour, (junto a su mujer y sus once hijos) observó que los pescadores y trabajadores de la zona utilizaban ropa de abrigo muy rígida, incómoda y poco duradera. Con la introducción del hule, Barbour consiguió dotarles de una prenda mucho más flexible, longeva e impermeable al frío y la lluvia. Esos fueron los inicios, creando la primera tienda en ese mismo año, J. Barbour & Sons situada en el 5 Market Place de South Shields. Posteriormente se llamó Barbour, como actualmente es conocida la firma.
El husky, está fabricado con un material llamado thornproof que se cubre de cera. Dependiendo del modelo llevaran distintos bolsillos y es característico su forro con cuadros escoceses Cada cierto tiempo es necesario encerarlo para que no se agriete y llegue a rajarse. Además tiene una cremallera que destaca por su gran anilla, y lleva botones de presión.
En 1906 ya se trataba de un exitoso negocio y en 1912 paso a ser J. Barbour & Sons Ltd. La marca ha ido pasando de generación en generación hasta nuestros días. Siendo actualmente regida por la cuarta. Cuando en 1918 falleció el creador de la firma, su hijo Jack Barbour recogió el testigo de una empresa que ya presumía de ser popular y con unas vistas de crecimiento imparable. 1957 fue una fecha clave para Barbour. Ese año trasladó su sede a la Trading Estate of Simonside, un lugar mágico y muy próximo al mar, la montaña y Escocia. Barbour pasó de ser un comerciante minorista a fabricante y comercializador de sus prendas a gran escala.
Sólo faltaba el icono, la persona, el mito que mimetizara con la marca y luciera al mundo su espíritu y filosofía. Lo encontraron. En 1964, Steve McQueen comenzó a vestir las chaquetas Barbour, que se ajustaron perfectamente a ese carácter indómito, seductor y rebelde que el actor tenía.
El logo actual, en negro y amarillo, se introdujo por primera vez en 1980 a las chaquetas Barbour Internacional. La inspiración, como no podía ser de otra manera, vino de una asociación de motociclistas que presumían en 1957 de tener ‘los pilotos más rápidos sobre motos estándar’.
Hoy en día la sede de Barbour se encuentra aún en Simonside, South Shields. Las prestigiosas chaquetas Barbour todavía se fabrican a mano en la fábrica de Simonside y cada año más de 100.000 chaquetas salen de la fábrica central para ser vendidas en todo el mundo.
En 1974 recibió la primera distinción real, del duque de Edimburgo siguiéndole las de la Reina de Inglaterra y la del príncipe de Gales. Un siglo de historia después se trata de un logro que una prenda de vestir se llame por el nombre de la marca. Se trata de un clásico que nunca pasará de moda. Incluso es una prenda que gana con el tiempo ya que un Barbour queda mejor cuando se le ha dado un cierto uso. Doy fe, puesto que después de 15 años el mío tiene aún más encanto que cuando lo compré.
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